En estos dias recordaba un viejo chiste en el que uno pregunta al otro si es peor la desidia o la ignorancia... Y la respuesta es contundente y deprimente a partes iguales: "Ni lo se, ni me importa".
Creo que esta es una de las claves para entender, al menos parcialmente, el desarrollo que nos envuelve con mínimas esperanzas de evolución favorable. Me permito apuntar alguna de las claves, según mi modesta opinión.
1. Tendencia al victimismo histórico. Ese victimismo se incuba desde el sistema educativo donde se imparten unas clases de Historia que rozan el surrealismo (donde los taínos son dominicanos, donde la etapa colonial se estudia con verdadera devoción y donde la Historia se detiene en 1961).
2. Visión distorsionada de conceptos básicos en una sociedad que pretende ser democrática: Estado, gobierno, alternabilidad, periodismo, corrupción, etc...
3. Uso distorsionado del lenguaje entendida como una obsesión patológica por la búsqueda de eufemismos, un esfuerzo permanente por evitar palabras precisas... En definitiva: rara vez se llama a las cosas por su nombre.
Ser ignorante no es lo peor... La desidia y la prepotencia que la acompañan disfrazadas de inteligencia son mortales. Hagamos un esfuerzo entre todos por llamar a las cosas por su nombre porque esa es la primera etapa hacia un real desarrollo humano.
