Ya es un paso significativo reconocer esta realidad para poder plantearse como actuar, como reflejar en nuestra conducta social la inteligencia que poseemos en toda y cada una de sus dimensiones.
Paradogicamente se dice que los grandes intelectuales suelen tener una inteligencia emocional desastrosa. Esto, en lo personal, me alegra porque siendo un torpe emocional puedo llegar a creer que tengo algo de intelectual... aunque confieso que esa etiqueta me viene grande. Pero es cierto que dedicado al mundo académico puedo tener alguna relación con la intelectualidad como característica personal.
Siempre me he preguntado como mejorar esa dimensión, descartando el sospechoso mundo del "coach" en el que no creo. Por qué? Por la simple razón de que cada persona es un mundo y los consejos y las recetas solo sirven para uno mismo. Es muy pretencioso y arriesgado suponer que lo que me sirve a mi le sirve a los demás.
Seguiré reflexionando... Tal vez logro superar mi torpeza emocional.