lunes, 7 de marzo de 2011

TITULITIS

La Titulitis es una enfermedad social que se caracteriza por una sintomatología fácilmente detectable.

1. La creencia, ampliamente extendida, de que la posesión de un título universitario convierte a una persona en un ser superior. De hecho, la creencia podría traducirse a la siguiente fórmula: a más títulos universitarios acumulados más superioridad frente al resto… Sus expresiones ganan en impacto social, es algo así como orinar agua bendita.

2. Esta creencia se manifiesta en actitudes sociales y conductas intencionalmente tangibles: graduación pública (lo más pública posible), anillo de graduación, cambio de indentidad (el enfermo en cuestión deja de llamarse por su nombre de pila porque su identidad queda fagocitada por su título). Por ejemplo: Juan pasa a llamarse Licenciado o Pedro pasa a llamarse Doctor… pobre de aquel que cometa el error de no llamar “Doctor” a Pedro o “Licenciado” a Juan porque resulta que… ¡es una imperdonable falta de respeto!

3. A estos puntos de carácter psicológico hay que añadir la ausencia de una función fundamental de la universidad dominicana (salvo rarísimas excepciones): la de filtrar a sus estudiantes durante la carrera. Dicho en otros términos: la universidad está destinada, entre otras funciones, a servir profesionales competentes en las diversas ramas de la Ciencia. Esto es absolutamente imposible graduando a la totalidad de los estudiantes por el sólo hecho de asistir a clase ocupando un lugar en el tiempo y en el espacio. ¿Cuál es la consecuencia de este despropósito? El mercado laboral está saturado de personas con una elevada percepción de sí misma y con elevados niveles de desempleo y subempleo… pregúntense qué porcentaje de graduados ejerce su profesión en esta sociedad.

4. Si se realiza esta reflexión frente a los estudiantes universitarios la respuesta es de las más divertidas o lamentables (según se mire) que se pueden escuchar: “Es que todos tenemos derecho a…”

5. Unan los cuatro puntos anteriores a la realidad del sistema educativo y, aunque sea empíricamente, encontrarán una curiosa contradicción: el Informe PISA (no voy a extenderme porque ya hemos mareado la perdiz lo suficiente), la ridícula asignación del 1.8% del PIB a Inversión Educativa, etc…)

¿Cómo es posible que personas con GRAVES carencias en competencias comunicativas (vocabulario, léxico, sintaxis, ortografía, redacción, lógica, conceptualización, etc…) pueda “pasar” por la universidad con tanta facilidad?

Sencillo: La Titulitis no es una enfermedad del estudiante sino de la sociedad.