lunes, 29 de noviembre de 2010

NI UNA MALA PALABRA, NI UNA BUENA ACCIÓN

http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/74831/2010-11-29.html

A raíz de mi contacto con las aulas universitarias, los programas de los diversos medios de comunicación y demás he percibido que en la sociedad es más importante lo que se dice que lo que se hace.

Esto, lógicamente, tiene relación con los valores morales que tiene nuestra sociedad. Valores que las personas asumimos mediante un proceso de socialización mediante la educación formal e informal: padres, familiares, medios de comunicación, centros educativos, etc…

Y llegamos al punto donde se perdona más fácil la corrupción que una mala palabra.

No me malinterpreten: yo soy un defensor de la cortesía, de la corrección en las formas, del protocolo, del respeto, etc… pero mi reflexión pretende llegar un poco más lejos. ¿Quién ofende más?

¿Ofende más quien interrumpe a un gobernante en un discurso o un gobernante que incumple sus propias leyes?